miércoles, 29 de diciembre de 2010
Aniversario en Incertidumbre.
Como detesto sentirme así, llena de una amargura casi intrínseca en mí. Esta es una incertidumbre, la situación en la que estoy es casi agobiante y nuevamente me miró al espejo y los miedos que tengo se burla de mi.
Si tan solo pudiese estabilizarme, si tan solo me aseguraras que no quitaras tu mirada de la mía, tus labios de los míos, simplemente necesito estar a tu lado. No quiero perderte, no quiero alejarme de ti. No me interesa lo que diga la sociedad, no me importo antes menos me importara ahora, sin embargo tu silencio me hace alejarme, y se hace grande el miedo. Si me amas todo se puede arreglar, si ya se acabo fue lindo lo que vivimos y es hora de decir adiós. Sin embargo esto ultimo no quiero que sea una opción, quiero que me digas que aun me amas y que esto no se acabo.
martes, 7 de diciembre de 2010
llamada telefonica
Uff, como concuerdan mundos diferentes, casi imposible, solo cae en el respeto. Y no niego que me da mucho miedo que él entre al instituto porque se bien que conocerá a una persona que va ser mucho más agradable para él que yo, por el simple hecho que van a pensar relativamente igual. Aunque me digan que no es así, lo se porque lo vivo día a día.
Simplemente me queda esperan y aplicar el empirismo, así sabré por experiencia que es lo mejor, si verse arto o verse poco.
martes, 12 de octubre de 2010
martes, 3 de agosto de 2010
Agujero Negro
Me senté a su lado y me hice la comprensiva, respire hondo y pregunte - ¿eres feliz?- , el sonrió y me respondió con la voz quebrada y los ojos llorosos de manera afirmativa. Mis manos empuñadas soportaban todo lo que él decía, esa era mi reacción ante las palabras románticas que salían de su boca, soporté por ejemplo que me dijera que lo nuestro se acababa, que esta nueva persona era la perfección absoluta para él, finalmente que estaba enamorado. Sentía como mil agujas sacaban mi corazón y le quitaban el poder de percibir los sentimientos. Se me revolvió el estomago, las lagrimas comenzaron a salir y formar surcos en mis mejillas.
No escuche ninguna disculpa a pesar de que su labios se derretían diciéndomelas, pero dentro de un inmenso agujero negro sucumbió mi corazón y de la nada recurrí a la bruta dignidad. Así tome mi bolso y lo mire por ultima vez, le di un beso en la mejilla y salí de la habitación.
Mientras caminaba por la vereda, el sol mutante quemaba mi piel, pero no lo sentía, de hecho me molestaba saber que el día era hermoso y que yo no lo disfrutaba.
No quise pensar en lo vivido con el, porque todo eso ya no poseía valor alguno, así al girar por el camino me entregue al olvido, sin pensar en el porvenir.
domingo, 25 de julio de 2010
Mi Pequeña gigante
Dicen que lo pequeño viene en frasco chico, y yo lo comprobé de verdad
Era muy retraída y sabia muy bien, que a ella le caía mal, pero sin duda valoraba el que no lo demostraba.
Poco a poco se fue transformando en mi amiga, la que ha estado conmigo en los momentos más duros, esa que nunca me ha abandonado y casi siempre le he fallado.
Lo que si estoy segura es que yo daría mi vida si fuese necesario, por que ella es lo máximo.
Nunca fue chica, siempre fue gigante, porque su corazón lo era, sus sueños lo eran y su Coraje también.
Te quiero mucho mi pequeña gigante, porque no se, si en estos momentos seria la misma sin tu apoyo incondicional.
Se que mi corazón no es suficiente aun así, es lo que tengo para darte como regalo.
Feliz Cumpleaños FeÑa
lunes, 19 de julio de 2010
El Tango de los rechazados.
Llegue tarde, a eso de la medianoche, el me esperaba como siempre con sus pantalones negros y la camisa blanca, traía las mangas arremangadas hasta un poco más debajo de la altura del codo. Su cabeza se encontraba en dirección al escenario, pero como siempre el no miraba nada. Sonaba el tango y sus ojos me miraron penetrantes, pensé que me hablaría pero como siempre no lo hizo. Su pelo rubio, su mirada ausente y las manos que se llevaban el vaso de ron a su boca. Todo eso daba una señal:
- Hola- le hable fuerte, el sonido del lugar no me ayudaba en nada. El solo me levanto las cejas y volvió a beber un sorbo, pero esta vez se le acabo el contenido al vaso. – Bailamos-. Pregunte curiosa y con un poco de esperanza
- Yo no bailo- me dijo de forma cortante.
- Entonces me puedo sentar a tu lado
El levanto sus hombros y yo agarre el asiento, la mesa que estaba entre nosotros lo apoyaba más a el, que yacía casi tirado sobre ella, como cualquier borracho.
- Raro que vengas a un club clandestino de tango, si no bailas.
El sonrió amargo y solo movió la cabeza, de fondo el tango se volvía triste y la pareja cada vez más apasionada lo bailaba.
- Más raro es que una señorita como usted, venga a un lugar así, como este.- su intervención fue precisa, ya me comenzaba resignar.
- Me gusta la vida bohemia.
- A mi también, por eso me gusta ver bailar, en especial un tango de muerte- su voz era pareja no había rastro de pena, ni nada por el estilo.
- Dime, por qué llora tu corazón- me miro de forma penetrante, pero yo no me quedaba atrás, fría e intocable en los sentimientos, me deje mostrar como si fuera rosa, esa que nadie la puede tocar ya que se puede clavar.
- Quien te dijo que lloro- dijo molesto
- Tus ojos- respondí, mientras alejaba mi mirada de la suya.
- ¡Mienten!
- Los ojos no mienten.
- Viste que miento.
- Por que no me cuentas- pregunte preocupada.
- Es personal
- Poeta- dije con aire alicaído, mientras acariciaba su cabellera.
- Lo merezco- pregunto
- Que
- Ser llamado poeta
- Claro, no es solamente el que escribe, sino el que vive el sufrimiento, ese que solo sabemos vivir los bohemios.
Por fin le saque una sonrisa verdadera, y sabia que era mucho por hoy, me levante lentamente del asiento, el tango concluía y yo seguía con ganas de bailar. Pero ya no podía, era tarde.
- te vas ya no bailaras
- no, ya no. Bailare cuando el tango cambie el titulo
- cómo qué titulo- pregunto curioso
- Tango para los rechazados
Me despedí de él con un beso en la mejilla, y me puse el abrigo rápidamente. Sabía que Buenos Aires no era la misma de noche y que la lluvia no me ayudaría en la excusa que tendría que dar.
" Dedicado a mi Amigo y Poeta Matías"
jueves, 6 de mayo de 2010
Ya no me puedo quedar en silencio!!!!
Primero las formas de medición son bastante absurdas, ya que considerando que todos los alumnos son diferentes y aprenden de variadas maneras. Esto también se aplica a los estudiantes universitarios, así que una prueba homogénea, no es manera de medir. Y segundo es necesario saber, qué están midiendo en esta prueba, ya que si yo enseño restas en la región metropolitana y digo “10 ovejas están en un corral y una se sale cuanto quedan, la respuesta correcta seria 9, pero si este mismo ejemplo lo aplico en el Alto Bio-Bio la respuesta correcta sería cero, porque si del corral se sale una, saldrán todas”Al menos eso me respondería un niño o niña que ha vivido en el campo durante mucho tiempo. Entonces si solo esta prueba sirve para medir los conocimientos que desean que nosotros reproduzcamos (porque querámoslo o no, es un discurso político que ustedes nos quieren imponer), y como a mi no me hacen tonta, considero que son muy descarados. Por ello no venga aquí a presentarse como master en educación solo por tener una universidad, por que la labor hace al profesor y no solo sirve reproducir lo que el currículo me dice, es de mayor utilidad transformarlo y criticarlo de manera culta-.
De seguro el me quedaría mirando, diciendo que se a creído esta que me viene hablando así, entonces yo le volvería a responder – Bueno, soy una estudiante de esta carrera tan discriminada, porque es verdad nosotros no ganamos un gran sueldo, aun así sacamos fuerza de algo llamado vocación. Y si, vuelvo a remarcar que somos discriminados, ya que somos los únicos que tiene este tipo de pruebas, y tiene tanto revuelo en la prensa. Por que esta bien, tenemos impacto en los seres humanos, pero acaso los ingenieros no lo tienen, si eso mismos que crearon puentes y se les han derrumbado, dejando a una gran cantidad de personas sin poder ver a sus familiares o creando demoras impresionas, y más sabiendo que somos un país altamente sísmico. Y no solamente en esta profesión en muchas otras también. Aun así somos los únicos con pruebas inicia, aunque toda profesión tiene impacto por sobre otros. Así que de una vez por todas dejemos de pensar que los que estudiamos esta profesión es por mediocridad, por que no es así y si existen este tipo de personajes, no debería estudiar esta profesión, ya que, los que lo hacemos, es porque deseamos trasformarla de alguna manera. Y analicemos, para mal o para bien, siempre recordaremos la época escolar, a los amigo, a los compañeros con lo que peleábamos, al profesor o profesora que pasaba enojado/a, y nos mandaba castigados o llamaba al apoderado por el pelo o por la falda, al Prof. buena onda, etc. Así que dejemos de ensuciar el nombre de la educación y para ello usted debería aportar y no pisotearla más-.
Ahí saldría Caminando, dejándolo entre las personas que lo acompañan, preguntándose ¿qué ha pasado? Y reflexionando cada palabra, porque se los juro le quedaran grabadas. Mientras yo camino por la Alameda en dirección a San Pablo y miro al cielo porque ha comenzado a llover.
Noticia:
Prueba Inicia: profesores de matemáticas logran 33% de respuestas correctas
El test se aplicó a más de 3 mil recién egresados de Pedagogía. Resultados fueron calificados como "preocupantes" por el ministro Lavín.
latercera
El ministro de Educación, Joaquín Lavín, dio a conocer los resultados de la prueba Inicia, que se aplica a los recién egresados de Pedagogía y a los estudiantes que cursan el último año de esta carrera. El test que evaluó a 3.224 de 43 instituciones, se rinde en forma voluntaria. La evaluación, que fue hecha el año pasado, reveló que los profesores de matemáticas de ciclo básico lograron un 33% de respuestas correctas de un total de 45 preguntas,. La cifra bajó respecto del 39% obtenido en la primera medición."Estimamos que los resultados no son buenos, tenemos un problema como país y hay que reforzar las matemáticas", dijo el ministro Lavín, quien calificó la situación como "preocupante". En este sentido, señaló que el Mineduc impulsará un plan especial para reforzar esta asignatura.
Asimismo, Lavín dijo que explorarán fórmulas de incentivos en la carrera docente para los profesionales que obtengan buenas evaluaciones en esta prueba.Los egresados de Educación Básica Generalista (esto es de 1° a 8°) promediaron un 53% de respuestas correctas. En tanto, quienes optaron por educación parvularia obtuvieron un 49% de respuestas acertadas.
domingo, 14 de marzo de 2010
Capitulo II: El Mechoneo
– Te llevo esperando casi media hora- estaba verdaderamente enojada.
– Lo siento, me atrase, ya sabes nunca llego temprano- me disculpe.
- que no se vuelva costumbre. No te estaré esperando toda la vida- después de decirme esto, esbozo su flamante sonrisa. No sabia por que pero no me sentía feliz, me sentía casi obligada, pero sabia que no lo era, yo quise estudiar y no trabajar, además no podría dejar pasar esta oportunidad.- oye- me interrumpió el delirio y eso me parecía bien, quería dejar de pensar un momento, mientras caminábamos hacia el metro – que pasa- le respondí.
- sabes que la Feña, estará en tu misma universidad, verdad-
- claro anoche la llame y me lo aseguro diez veces, de lo contrario no le hubiese creído-
- esta bien, pero esta de sobra decir que- se acerco a mi oído y casi susurrándome me siguió explicando- que la Feña no sabe nada y se tiene que mantener así.
- Claro que lo se y no le diré nada.
Estábamos en eso cuando el metro llego,obviamente llenísimo y sabíamos que si no tomábamos este llegaríamos tarde. Así que nos hicimos espacio como pudimos, claro esta que con lo lleno iba pegada a una señora que me miraba con algo de resignación. Algo que me pareció extraño es que a pesar de que el tren se encontraba como comida al vació, al parar en las estaciones siguientes seguía subiendo más y más gente. Marián, estaba pegadísima a la puerta.
Casi no pudimos hablar en el viaje y ya veía que caía mi amiga del vagón, en cada estación que habrían la puerta. Justo tres estaciones antes que la mía, mi amiga se despedía y casi gritando me dice – Después del Mechoneo te iré a buscar, hay ropa para cada una en el punto de encuentro, no te preocupes, recuerda guardar en tu sostén el celular te llamare, adiós.- Sus palabras habían calado hondo en mi, y con tanto revuelo en mi vida, por completo había olvidado el mechoneo, ese rito de iniciación que se le hace a los mechones o alumnos nuevos en las universidades, me daba escalofríos , solo de pensar que mis pantalones regalones, quedarían por completo inutilizables, la polera poco me importaba, me la había regalado mamá para mi cumpleaños, pero como siempre sentía que esto era una competencia entre ella y Papá, poca importancia le tome y ya sabia que vendría, obviamente discutió fuertemente con mi padre por causa mía ,que no tenia regalo, que no me quería, que como me podía llamar hija, si cuando nací ni siquiera me quería, al igual que mi hermana Pamela, lo único que el quería era un hijo, un descendiente, nada más, claro esto me hacia cada día más pensar que su separación era causa mía. Mis zapatillas quizás donde las esconderían y que pasaría con mi cabello largo completamente liso y mi querida chasquilla, tan pareja como siempre, aunque muchas veces no la quisiera así, como quedaría después del mechoneo quizás volvería a ver a mi amiga Marián, totalmente rapada y como quedaría ella.
Como aun me quedaba dinero en el celular decidí no entrar sola y esperar a la Feña, obviamente ella llegaría en su camioneta y por cualquier cosa podría ocultarme en ella, así que mientras el horror consumía mi mente pensando que me harían, marcaba su numero de celular, en el frontis de la universidad.- Alo- me responde la Feña y sentía por fin que no estaría sola.
- alo, Feña soy yo Paloma.
- Hola, como estas.
- Esperándote en el frontis de la universidad.
- Aps, bueno ya estoy llegando, es que tuve que pasar a cargar con bencina y como es marzo, estaba atestado de gente. Pero ya estoy llegando.
- OK, te espero, chao.
Al cortar su voz calmada, me tranquilizó de cierta forma, pero quizás ella al igual que yo no había reparado en ese pequeño detalle del mechoneo. Nuevamente estaba divagando cuando la bocina de la camioneta me hizo llegar a tierra nuevamente.
Me abrió la puerta del copiloto y mientras la saludaba me subía.
- Que pasó por que no entraste, sabes que estamos separadas, solo te puedo dejar en el estacionamiento y allí separarnos tú para tu sala y yo a la mía.
- Es que estoy un tanto asustada.
- ¿por qué?
- Por el mechoneo
El frenazo de la camioneta fue tan fuerte que casi salgo disparada y por poco nos chocan otros vehículos que venían atrás, y mientras nos empapelaban a chuchadas, cuando pasaban a nuestro lado, miró a la Feña. Estaba completamente pálida y creí haber adivinado.
- se me olvido.
Bingo, pensé yo, mientras hacían sonar sus bocinas los demás autos
- Feña avanza o sino nos chocaran.
Ella asintió con la cabeza y siguió manejando
- te iras conmigo, verdad.- me dijo la Feña con tono preocupante
- no puedo me vendrá a buscar la Marián.
- Pero yo las puedo dejar en la estación para que se vayan a casa.- tanta era la insistencia que no me quedo de otra que decirle que lo pensaría.
Al bajar, me despedí de la Feña y me dirigí a la sala que me correspondía, el estomago se me revolvía mientras más me acercaba. Por fin al llegar a la sala, que estaba completamente repleta, en la puerta había un listado con nombres y cuando encontré el mío, un muchacho de no más de veinte años con barba y pelo tomado, chocaba conmigo de no ser por que me afirme de la puerta hubiese caído.
- lo siento mucho, disculpa, creí que estoy en esta sala.- me dijo sonrojado
- no te preocupes revisa.- esta parecía ser la oportunidad perfecta para no sentirme sola y hablar con alguien.
- Si aqui estoy y tu.
- También, a lo siento mi nombre es Paloma.
- El mío Ignacio, pero todos me dicen Nacho.
- OK, Nacho, pasemos
- Claro- me respondió, sonriendo, parece que el también necesitaba compañía.
Al entrar hicimos bastante bullicio, ya que el Nacho con lo nervioso que estaba después de nuestro encuentro, cerro de un portazo la puerta de la sala. La jefa de carrera que estaba adelante junto a muchos otros profesores, pero fue ella quien nos miro con cara de reprocharnos, mientras nosotros nos sentábamos en los asientos traseros de la sala. Ella continuo con el discurso que estaba dando...el arte es la manifestación más clara del alma, aquella que se puede palpar y que pocos pueden entender, para muchos el arte es el moderador del bien y el mal, y aunque esto no exista y solo sea percepción algo que nos es agradable o desagradable, el arte es el alma de la sociedad. Fue ovacionada en aplausos, pero ella al parecer quería continuar. Así que un profesor de boina café y lentes como John Lenon, tomo la palabra: - Bueno continuaremos con la doctora Maturana, quien nos dirá las reglas de la carrera.
Ella dio un paso adelante y continuo hablando:- Son exactamente cuatro cursos, dispersos en diferentes salas, cada curso de cuarenta personas, de los cuales de aquí a un año quedara solo uno, y así al final de la carrera, aproximadamente cuatro años, saldrán siendo Historiadores en el área artística. Ya cada uno tiene su horario y esta será su sala y estos sus compañeros, les pedimos disposición, ganas de participar y rendir en las asignaturas que cada profesor dará y claro como no pedirles esto…
Drásticamente nos miro fijo y dijo-…les pido responsabilidad, eso implica no llegar tarde y menos si queremos terminar la carrera-.
Sonrió sarcásticamente, mientras nos miraba al Nacho y a mí. Todos se giraron a mirarnos, Nacho se sonrojo y yo solo baje la mirada, sentía que sus miradas eran agujas que me clavaban fuertemente. -
Ella se despidió en medio de aplausos mientras salía de la sala, continuación todos lentamente se levantaban de sus asientos.
- Nacho, tu crees que nos mechoneen.
- Seguro por que no- me respondio algo relajado, mientras salíamos de la sala y nos dirigíamos al patio, ya que sabíamos que este día era solo de presentaciones y nada más.
- Yo no quiero que me mechoneen.
Justo cuando dije eso, unos muchachos me tomaron en brazos y al Nacho lo llevaban arrastrando, unos Chicos que parecían Gorilas.
Pataleábamos, gritábamos, pero nadie hacia nada al final me rendí, nos pusieron en medio del patio y felizmente, cantando y danzando, nos decían bienvenidos mientras nos arrojaban pintura, unas muchachas mirándome dijeron:
- a ella le deben contar el pelo
El temor se apodero por completo de mi cuerpo, veía como al Nacho le echaban pintura y le cortaban la barba de manera muy dispareja.
- No.- Dijo un muchacho interponiéndose ante las chicas que me querían ver con el pelo corto – dijimos que este año no cortaríamos el pelo a los nuestra carrera, solo las barbas a los hombres y a las mujeres las llenaríamos de pinturas de todos colores.
Lo que me pareció bien en un momento se volvió horrible, Solo me cubrieron los ojos y me arrojaban bombitas, iguales a las bombitas de agua, hechas de globos pequeños, pero estas con pintura. Sentía que olía horrible y el clima era bastante caluroso empapada y cuando ya cuando parecía ser suficiente, hicieron una fila uno al lado del otro y nos amarraron ambas manos con personas desconocidas con un genero que no parecía dañarnos, pero si nos sujetaba fuertemente.
- que les pasa, ya déjennos en paz- Grite en no se que dirección
Luego un montón de risas se escucharon.
- no te tomaran en cuenta
- ¿Nacho eres tu?- dije como descifrando donde estaba
- si estoy aquí, amarrado a tu mano derecha.
- Genial y ahora quizás que nos harán
- Ni idea, pero creo que nada bueno- me contesto algo enfurecido
- Lo importante es que me desaten.
- Lamento decepcionarte pero no lo harán- una voz femenina respondió, era bastante dulce, pero tenía como un tono de pena, así como si sufriera, claro en esta situación cualquiera tenía terror.
- ¿Quien eres?- pregunte con curiosidad
- Me llamo Katherine y estoy amarrada a tu mano izquierda. Vi cuando llegaron atrasados, a la presentación.
- Genial ahora seremos siempre los irresponsables- lo dije con un tono bastante sarcástico, pero en realidad no lo quería decir, fue como un pensamiento que salio en voz alta.
De repente la voz del mismo chico que me había “defendido” se escucho como si estuviese gritando - Sabemos que los hemos hecho sufrir suficiente- luego vaciló un momento y continuo – pero aun no nos hemos cansado de hacerlos sufrí. Así que esperen unos segundos que les tenemos una sorpresa.
- genial- dije en voz baja pero procurando que me oyera tanto Nacho como Katherine
- ya no quiero más, solo quiero irme a mi casa- grito fuertemente Katherine. Su grito fue desgarrador. Pero parecía carecer de importancia para el resto, sentía murmullos por todos lados, pero no los quería oír. Sentía tanta rabia en mi interior y no sabia que hacer, me sentía acorralada, como un pajarillo preso en una jaula y el cual solo obedece al mandato de su amo, así me sentía, con angustia, con pena, con ganas de escapar y saborear la libertad. Pero sabia que debía pasar por esto era una tradición, tan solo quería que no fuese tan cruel, solo quería que fuese algo más productivo que mantener prisioneros a un montón de jóvenes, en el patio de la universidad.
- Bueno les llego la ultima prueba- dijo la voz de aquel joven que no permitió que me cortaran el pelo
- ¿Pruebas?, estas no son pruebas, son torturas
Lanzo una fuerte carcajada, ese joven que ya a esas alturas me caía muy mal
- bueno llego el tiempo de la ultima tortura- remarcando la ultima palabra
Después de esas palabras un gran chorro de agua me golpeo fuertemente y se movía desde arriba hacia abajo, parecía que después de mi turno le tocaba a Katherine y así sucesivamente, al final le llego el turno al Nacho y aun nosotros con los ojos vendados nos dieron las ultimas instrucciones que salían de la boca del mismo joven que nos había hablado en todo momento – Muy bien ahora van a caminar lentamente sin tropezar, aunque eso no se los aseguramos- y nuevamente salieron risas de su estupida boca y la de todos sus compañeros - se van a girar, quedara algo tirante las amarras pero no les hará daño Irán para saber a donde ir un compañero nuestro se ha amarrado de los primeros y los guiara, ¿de acuerdo?.
Todos respondieron afirmativamente pero sin gana alguna, mientras a mi la rabia me consumía, comenzamos a caminar, estaba intranquila, asustada, había algo que no me cuadraba, sentía que íbamos hacia el pasillo, como que nos devolvíamos a las salas.
- Nacho- dije rápidamente, mi voz se oyó frágil casi quebrada.
- ¿qué?
- A donde crees que nos llevan
- No lo se y ni siquiera lo quiero imaginar- me respondió con voz temblorosa y algo angustiada
- Yo creo que nos llevan a la sala donde estábamos- respondí con tono tranquilo
- Pero ¿para que?
- no lo se
- paren- dijo la voz del joven que nos había tratado todo el tiempo como muñecos de trapo, su voz me apestaba, era como un gran peso insoportable.
Nos sacaron las vendas de las muñecas y luego de los ojos, y tal como lo había dicho estábamos en frente de la sala que anteriormente la doctora Maturana nos había dado su discurso, o sea la que seria mi sala por todo el semestre.
- Bien esta no ha sido la manera más agradables de entretenerlos, pero es nuestra tradición, ahora nuestra verdadera bienvenida- el joven director del mechoneo termino de decir estas palabras y dándose vuelta hacia la puerta la abrió de par en par.
Adentro estaban unos cincuenta alumnos de cursos superiores al nuestro gritando al unísono Bienvenidos, habían un montón de papas fritas y bebidas, doritos y suflés de queso, comida vegetariana y un pastel que decía bienvenidos alumnos de arte, se hallaban cuadros replicas de Miguel Angel, Vincent van Gogh, fotos de obras de Marcel Duchamp y un muro completo lleno de grafitos, entre otras obras. Lo peor que a todos se les pasó el enojo menos a mí, yo estaba anonadada por la sorpresa pero seguía enojada, me mire de pies a cabeza en un espejo que se encontraba atrás de la sala y vi como la pintura me había dejado la mitad del pelo azul con verde y la otra de mi color normal, toda despeinada y mi ropa completamente pintada, aunque el agua había sacado algunas manchas, otras se quedarían allí para siempre y a menos que decolorara mis jeans y los volviera a teñir azul, no tendrían arreglo, ahora todo esto saldría bien si la tela llegara a soportar este proceso.
- Hola- de repente ese saludo me saco de una de mis tantas divagaciones. Era el muchacho que no había dejado que me cortaran el pelo
- Hola- le respondí, pero sin ganas y tratando de ignorarlo mientras veía el piso, prestando una extraordinaria atención al piso flotante.
- ¿Te gusto la sorpresa?
Le sonreí sarcásticamente, algo que parecía más una mueca que una sonrisa
- parece que no- me respondió algo desanimado
- Me gusto, pero creo que es muy bochornoso y algo malvado, lo que nos hicieron- les dije con un tono moralista que no era propio de mi
- Quizás, ya les tocara a ustedes el próximo año- me respondió con golpecitos en la espalda como si me consolara.
Volví a mirar el suelo, ya que su actitud me molesto nuevamente.
Me miro, buscando mi mirada, lentamente gire mi cabeza hacia su mirada, cuando nos miramos me dijo algo más tranquilo, como cerciorándose de que mi rabia había sucumbido ante todo su esfuerzo expuesto en la pequeña bienvenida.
- Disculpa el no haberme presentado ante tanto alboroto me fue imposible, mi nombre es Franco Lemoine
- ¿Eres extranjero?- pregunte con curiosidad, mientras arrastraba unas sillas de un espacio bien cercano al nuestro y las miradas de aquellas que eran de cursos superiores, rozaban sutilmente mi piel y los comentarios en forma de cuchicheo se dejaban sentir por el aire, asiéndolo un poco más espeso.
- No, soy Chileno, mi madre es Española y mi padre Francés, lo mismo que mis abuelo, repitieron la historia. Mi abuelo era español y llego en el Winnipeg, mientras que mi abuela era francesa y estudiaba antropología, se devolvieron a Europa, específicamente a España y nació mi madre, ella volvió a Chile a trabajar era profesora de Antropología.
- Antropología, lo mismo que tu abuela.- Lo interrumpí levemente, ya que pensaba que necesitaba un respiro y no me equivoque, rápidamente tomo un vaso de bebida y lo consumió todo, luego continúo.
- Si, era profesora de esta universidad, pero vivía muy cerca de la embajada de Francia. Un día mi abuela le mando un paquete a la embajada y el que le entrego el paquete fue mi padre, tuvo un problema con el paquete y regreso al día siguiente, bueno mi padre le dijo que si no le daba su numero telefónico, no le resolvería el problema, mi madre se ofendió y mi padre fue a pedirle disculpas a su departamento se conocieron mejor y al poco tiempo nací yo. El único chileno en una familia franco-española.
Aun un tanto anonadada por que un extraño me contara gran parte de su vida familiar, no sabia que hacer con tanto murmullo, sobre la conversación que teníamos Franco y yo.
- Dime cual es tu nombre, te conté toda mi vida y eres una completa extraña- me dijo con un tono de confianza
- Si lo mismo estaba pensando. Mi nombre es Paloma González, vivo en Malloco.- me interrumpió casi al instante.
- ¿Donde hacen la fiesta de la cerveza?
- Si y que te puedo contar de mi vida, en estos instante vivo con mis padres aunque están apunto de separarse
- Lo siento- dijo al instante
- No es nada, la verdad pelean todo el día y no me gusta verlos infelices y entre a estudiar aquí becada.
- Bien bastante más resumida tu historia en comparación a la mía- nos reímos fuertemente y comenzó la música en la sala. Y no tardaron alumnas tanto de mi curso, como otros de diferentes años en pedirles que bailaran con el.
- Bien creo que es hora que bailes- le dije mientras miraba el reloj y me daba cuenta que de seguro la Feña y la Marián estarían afuera esperándome
- cuídate y me alegro que te hubiese gustado la sorpresa, nos vemos- me respondió algo apesadumbrado
- Gracias, nos vemos.- me despedí.
sábado, 20 de febrero de 2010
Capitulo I: "Inicio"
Desperté confundida y agitada pero las sorpresas no terminaban.
-Feliz Cumpleaños Paloma- oí decir, me incorpore rápidamente, estaba mi alegre y considerada por todos hermosa amiga Marián, sentada en la punta de mi cama, esbozando una gran sonrisa, que la hacían parecer sus facciones más perfectas de lo que eran, su piel parecía de porcelana y sus ojos eran tan verdes que cuando la miraba sentía que me caería en un inmenso bosque sin fin, su pelo rubio con rulos totalmente definidos, claramente no me ayudaban a verme linda o por lo menos presentable a esas alturas de la madrugada, de hecho nunca lo sentía, me consideraba normal, ojos cafés y pelo café oscuro, tan liso que ni siquiera necesitaba peinarlo a pesar del largo, creo que era la única ventaja que tenia ante ella. Por otra parte siempre me sentía subalternada por su belleza. Estaba sacándome las lagañas de mis ojos cuando le hable.
-Marián son las tres de la madrugada, no pudiste esperar hasta la mañana por lo menos y ¿como entraste acá?- le dije con tono algo extrañado, pero ella solo se limito a darme un abrazó fuertemente. Mientras que sacaba de su bolsillos un pequeño paquete. – Es tu regalo- aclaró rápidamente. – obviamente no respondió mi pregunta y más aun yo quede completamente desconcertada, aun así quería abrir mi regalo y técnicamente ya era el día de mi cumpleaños, así que mientras extendía su mano con el paquete yo lo tome y al abrirlo me di cuenta que era un collar de plata y justo al medio llevaba una pequeña figurita, que al mirarla más determinadamente me di cuenta que era una pluma hecha de lápiz lasuli.
Aunque no encontraba la explicación a todo esto le respondí, mientras pensaba que al parecer seguía en mi sueño, solo que había tomado un rumbo impensado - Es precioso, muchas gracias. ¿Pero a que viniste y a esta hora?- Me asegure que esta vez quedara bien explicita la pregunta para que ahora en verdad me la respondiera.
En un acto extremadamente rápido, algo que para nada la caracteriza, se paro de la cama y se paseaba sin parar por mi dormitorio. Una y otra vez, de derecha a izquierda y viceversa. Ya cuando estaba comenzando a marearme y justo estaba a punto de encararla, comenzó a hablar.
- OK, mira hace un par de años tuve un sueño muy parecido al que tuviste recién.- mis ojos se dilataron o por lo menos eso es lo que yo creía, me lo dijo… perdón ni siquiera me lo dijo, es más preciso decir que lo lanzo hacia mi dirección como quien lanza una pelota, yo no le había contado nada del sueño, así que comenzó a parecerme aun más extraña su visita. Ella respiraba agitada, así que me senté en el borde de la cama, cuando me di cuenta que iba a despegar nuevamente sus labios, pensé en interrumpirla, pero no me dejo, siguió hablando muy rápido– me di cuenta de que existía algo que me quemaba, una serpiente que liberaba de su boca unos quetzales en forma de fuego. – se volvió a sentar, pero esta vez a mi lado. Lo que más me impacto es que no sabia que decir, por lo mismo me dedique a escucharla- Yo no soy como tu- su tono me empezó a preocupar, y de la nada comenzó a tartamudear, como si tuviese algo trabado en la garganta o peor aun como si quisiera llorar.- Yo… en verdad… soy un ángel.- Me avía quedado completamente atónita, como si me hubiesen pegado un mazazo en la cabeza y hubiese quedado bloqueada y por primera vez en mi vida no sabia si creerle o no, en mi cabeza habían mil preguntas, pero me asustaba saber sus respuestas, así que en un esfuerzo casi inmediato esbocé una sonrisa y levantándome lentamente de la cama procurando no mirarla a la cara le dije.- Mira no se que te pasa y en verdad es grave- enfatizando el tono sarcástico y preocupado al mismo tiempo, así que continué hablando ya que ella, al parecer quería saber que tenia que decir respecto a lo que me había dicho – Oye, mira es la madrugada, te agradezco el regalo y creo que es hora de irse- así que le apunte la puerta. Ella no se movió ni un centímetro y su voz tomo un tono de molestia -bueno si no me crees, creo que tendré que demostrarlo- enarquee las cejas y cruce mis brazos. Mi mirada era completamente incrédula, cuando de repente de su dedo índice salio una lengua de fuego parecida a la de una vela, luego en el dedo pulgar y así sucesivamente hasta alcanzar todos dedos de ambas manos. Me miro fijamente y lentamente comenzó a acercarse y yo a retroceder, el pánico no solo se avía apoderado de mi rostro, sino también de mi cuerpo, haciéndome tropezar y caer justo al lado del candelabro de un metro que me había regalado mi hermana Pamela el cumpleaños anterior. Marián no me quitaba la mirada de encima, sus ojos mostraban rabia y determinación, así que le quite la mirada y cerré los mis ojos fuertemente. Ya estaba tan cerca de mí que sentía el calor que emanaba de sus dedos mientras se agachaba.
Cuando de pronto sentí su riza de forma estridente y burlona, abrí los ojos muy despacio, primero uno y luego el otro para asegurarme que todo estaba bien. Finalmente me di cuenta que la vela color morada, con olor a lavanda que estaba en el candelabro estaba encendida, ella permanecía de pie frente a mí y me extendía su mano izquierda para levantarme del suelo, pero esta ya no poseía las lenguas de fuego, ni siquiera sentía algún olor extraño como a algo quemado, todo permanecía intacto excepto yo que estaba en el suelo.
En un esfuerzo casi inhumano, me levante atónita por lo acontecido y casi balbuceando le pregunte – Por Dios que mierda eres- ella me miro un poco fastidiada mientras nos sentábamos casi al mismo tiempo en mi cama- un ángel ya te lo dije.- en verdad ella estaba fastidiada, pero al mismo tiempo yo estaba completamente confundida, poco a poco me fui enojando así que la encare - Si, pero es difícil creerlo, no te parece- le respondí, bruscamente – Bueno eso es verdad, no te lo niego- me lo aclara mientras bajaba la mirada al suelo. Yo tartamudeaba y no poseía nada de elocuencia para hacer las preguntas que aportillaban mi mente, pero ella no hacia nada más que mirar el suelo, finalmente le plantee una pregunta – desde cuando eres así- rápidamente y sin quitar su mirada del suelo me contesto- desde hace tres años, una semana estando muy enferma en mi casa, tuve un sueño muy extraño donde un frió intenso se apoderaba de mi…- claro era lo mismo que yo sentí, le interrumpí- si, lo mismo, pero yo veía una jabalina y estaba situada en un desierto inmenso, cubierto de nubes negras, entonces sentí que alguien me cubría con una capa , tomaba la jabalina y la lanzaba hacia el cielo dejando ver una línea de luz que llegaba fuerte a mis ojos, luego desperté y no estaba sola, Rafael estaba conmigo-. Nuevas preguntas resonaron en mi cabeza así que le volví a interrumpir- Rafael ¿quien es?- ella golpeándose la cabeza, como si hubiese olvidado algo tremendamente obvio me responde.- Rafael también es un ángel, de hecho el es arcángel lleva mucho más tiempo aquí en la tierra y nació ángel, no como nosotras. Bueno el caso que el me explico que era un ángel y que pronto tendría una misión que cumplir.
- Una misión- inquirí algo preocupada, al parecer lo noto así que me respondió sin balbuceos -Si es por ello que estoy aquí. Tú eres un ángel al igual que yo.
Mi cara se transfiguro, no lo podía creer, era algo mas allá de lo concebible, era algo que no me podía pasar a mi.
- O sea yo soy un ángel y debo cumplir una misión.- le dije con incredulidad arqueando una de las cejas
- si, lo que viste es mí poder o sea el fuego y este lo puedo transformar en una serpiente de la cual sale obviamente fuego de su boca con formas de quetzal, mientras que libera a estas aves la serpiente vuelve a mí. Eso me da energía. Tu lo que viste fue exactamente lo que yo vi. En mi caso el arma que utiliza Rafael, una jabalina. – Su tono había cambiado de ser pausado y tranquilizador, a eufórico -Tu haz sido elegida. Eres un ángel elegido. Ahora tú decides.
Me sentía en aprietos, sin darme cuenta ya me había comido las uñas de mis manos así que no sabia que hacer. En primer lugar no sabia de que se trataba y en segundo lugar mi vida se había vuelto una porquería en los últimos meses, entre los griteríos de mis padres, y el mandoneo de mi hermana mayor así que no perdía nada en consultar- Pero que ganó con ser un ángel y que pierdo- reía en mi fuero interno, porque las palabras me habían salido solas, claro que no esperaba respuesta. Pero para mi asombro, si hubo.
- Siendo un ángel tú, no ganas nada de hecho lo pierdes todo. No puedes enamorarte de los mortales, y desde que te aceptan como ángel no puedes morir excepto si vuelves a ser mortal.
- ¿Mortal?- pregunte mientras tragaba saliva y con ello lo que Marián me decía.
- Si, aquellos que no son Ángeles, en definitiva dejas tu libre albedrío. Siempre estarás al mando de un ángel y tendrás misiones. Ahora el problema es como le dices a la persona que te gusta que eres un ángel, simplemente se desmaya.
- Tal como me lo dijiste- me reí burlonamente, pero al parecer no le causo gracia - No, nadie creería en lo que estas diciendo- su voz se notaba un poco triste y volvió a mirar al suelo. Pero esto me dio ánimo de interpelarla- Pero, yo te creí - ella dejo salir una sonrisa tierna mientras me miraba y me respondió pausadamente – Tú me creíste por que te lo demostré, pero si yo llegara a demostrárselo a alguien mi pasión daría el camino libre a mí arma y podría darle muerte-.
Mi consternación se acercaba al miedo y ya no me atrevía a preguntar más. Pero Marián al parecer sabia cual era la ultima pregunta de este cuestionario sin fin, así que ella continuo hablando, tomando nuevamente su tono eufórico, pero esta vez lo dejo salir con un poco de miedo.
- Tu fuiste elegida por que te necesitamos, no se cual es tu don solo tu lo puedes saber y Rafael. Pero te necesitamos; me pidieron que yo te lo comunicara.
- Pero por que tú, por que no Rafael.- Me di cuenta que mientras más ella me respondía más preguntas surgían
Ella sonrió y con voz bastante comprensiva, me dijo- en verdad no se por que no Rafael, pero Gabriela me lo pidió.
- ¿Quien es Gabriela? – de repente me sentí como que estuviésemos en un programa de entrevistas.
- Es la encargada de esta Misión- ella observo mi rostro y antes que hiciera una pregunta más que obvia, así que decidió responderme, sin plantearle la pregunta.- Mira, la misión consiste básicamente en detener a los demonios en su plan, ellos quieren acabar con el libre albedrío de los mortales y de paso destruirlo a ellos, argumentan que los Mortales no han hecho nada más que destruir el mundo que se les entregó, por lo tanto no han aprovechado en nada la libertad que se les dio.
- Pero eso está bien- argumente. Mientras Marián me miraba con cara de no comprender.
- Lo que pasa- continuo – es que esto es solo una excusa barata, ellos sienten que el mundo les debe pertenecer a ellos, así que para ello Robaran almas y mataran ha aquellos que se resisten y eso no lo podemos permitir, mal que mal es su mundo y su libertad.
La Mire con cara de por fin comprender lo que decía- Tu te refieres a algo así como poseer un mundo desolado
- Exacto respondió- luego agrego- contigo seriamos siete
- Y ellos cuanto son- pregunte a una velocidad poco característica en mí.
- Emmm…siete.
- OK- y antes que dijera algo más, la Marián se acerco aun más a mi y me dijo- lo siento mucho que te presione, pero necesito saber si vas a querer ser ángel, si o no, ahora
Me di el tiempo de divagar unos minutos, analizar mi situación actual, mis padres estaban separándose, y yo poco le importo a Pamela que se preocupa más por Juan que tiene once años, no quiere que quede con un trauma y ella siempre me dice que ya soy lo bastante grande, para que me preocupe de mi misma. Así que el resultado de esta ecuación es: - Si- lo dije enérgicamente – Quiero ser un ángel- Mi amiga dejo relucir su sonrisa perlada, luego se levando de la cama tan rápidamente como cuando comenzamos la conversación. Al parecer venían las palabras finales – bien, cuando sea el primer día de clases, te llevare a conocer a todos, de acuerdo.- Yo solo asentí con la cabeza.
Se me olvidaba que después de cuatro años juntas en el mismo liceo, nos separaríamos, e iríamos a universidades diferentes. Yo iría a la universidad de las Humanidades y Artes. Mientras ella iría a la universidad Chilena de las comunicaciones, ambas lo habíamos conseguido por Becas. Ella quería estudiar Publicidad y yo Arte. Lo bueno que no estaríamos tan lejos, solo a un par de estaciones de metro.
- Mira la hora que es- me dijo mientras interrumpía mis divagaciones
Vi la hora y no lo podía creer, eran las seis de la mañana y por tanto no había dormido nada, con las constantes peleas de mis padres, me había quedado dormida como a las doce de la noche.
- Creo que ya es hora de que duerma. – le dije mientras observaba de reojo mi cama completamente desecha.
Marián movió la cabeza con signo de aprobación y mientras se dirigía hacia la ventana.
- Nos vemos a la tarde, te tinca.- le dije antes que se fuera
- Claro- respondió, y salio ágilmente por la ventana.
Luego de eso, me quede dormida de inmediato, tanto que cuando desperté en mi cumpleaños era un completo desastre. Mi hermana Pamela y Juan mi hermano menor me saludaron apenas Salí de mi pieza en dirección al baño. Mientras bajaba por la escalera mi madre ya estaba discutiendo con mi papá, así que al entrar al baño, me duche dejando caer el agua por mi espalda, eso me calmaba y el sonido del agua cayendo provocaba un sonido, que opacaba el griterío de mis padres. Todo esto no pasó hasta la tarde cuando llego nuevamente Marián, pero no sola, con la Feña y su hermana Johanet, ambas me caían muy bien, de hecho con la Feña éramos compañeras de curso y Johanet era un año mayor que nosotras y trabajaba muy cerca de donde vivía. A pesar de vivir en un pueblo pequeño al poniente de la capital del país, que era una perfecta combinación entre lo rural y lo urbano, Marián vivía aburrida, decía que no existía emoción, mientras que la Feña y yo apreciábamos demasiado nuestro pueblo. Tanto que para nuestra graduación cuando le regalaron esa gran camioneta que ella apenas se veía, ya que mide 1, 50 cm. Le pegamos una calcomanía en el vidrio trasero que decía “Yo amo Malloco”. Lo importante que me llevaron a pasear y comimos tanto helado, que pensé que estallaría. La Feña me regaló un perfume de lavanda, que era mi favorito y Johanet, fue la que pago todo el helado que comimos, llevaba conmigo el collar con la pluma de lápiz lasuli que Marián me había obsequiado y nadie se dio cuenta durante casi todo el día, hasta que Johanet me pregunto- ¿Qué lindo collar quien te lo regalo?
- La Marián – respondí casi automáticamente.
- ¿Cuando?- me inquirió la Feña. Me dolía mentirle, pero sentía que esta vez debía hacerlo - Cuando me pasaste el regalo, estabas tan emocionada que no te diste cuenta.- Le dije muy tranquila, aunque movía mis pies muy fuerte y sentí que me delataría
- En verdad, yo creí a verlo visto antes- me dijo con voz de incredulidad ante mis dichos. Johanet, siempre se fijaba más que el resto, auque fueran cosas muy pequeñas y con poca importancia.
Trate de sonar lo más creíble posible – no- dije tajante, luego continué- en verdad me conoces bien y nunca me pongo joyería y esta me parece bastante cómoda , gracias nuevamente Marián- Al parecer lo había logrado y Marián asentía con la cabeza mirando su copa vacía de helado de menta.
Todo ese momento había sido perfecto pero debía volver al caos de mi casa, así que cuando la Feña me dejo en la puerta, respire muy fuerte como creyendo que esa seria la forma de que estuviese para siempre este recuerdo en mi fuero interno y cada vez que me sintiera sola recordaría que existen personas para las cuales aun soy valiosa.