domingo, 1 de mayo de 2011

Entre muertos y Tintos


Aun no terminaba de zapatear la cueca brava, cuando llego el chico Maldonado ha decirnos que había muerto, Herminia lloraba hasta el cansancio, mientras yo me bebía el concho del navegado de doña Eulalia. Pero yo no lloraba, sabia que estaba bien, que más iba a dar ese viejo, que a pesar de los años casi una vez a la semana se acercaba a la chingana que aun sobrevivía en moneda. Tan escondida como está eran nuestros sentimientos, que solo ese viejo poeta, escritor y mañoso; sabia describir. No fue que hable con él hasta que me saco a bailar para el funeral de don Lalo, ¿la conversación?, pues no hubieron palabras, solo coqueteos, cepillado y la vuelta final. Semanas más tardes me vio escribiendo en una de las mesas de la chingana y de la nada se acerco y me dijo – me recuerdas a mi primera mujer-. Yo me puse a reír, él me sonrió y como nunca me di cuenta de quién era, un escritor de tomo y lomo, de tinto y tabaco, de varias mujeres cuando piensa en solo una. Nunca deje de bailar con él cuando venia a la chingana, don Gonzalo era único, grande y nuestro como dice el comercial de cerveza. Era artista, era sensible y lo escondía, era fiel pero no le gustaba admitirlo, era hombre, niño, fuerte y fugas.

Llegue del velorio en el museo nacional de bellas artes y recién ahí lloré a morir, se iba uno de los grandes, uno que me gustaba leer, uno nuestro. No pasaba ni una semana cuando las noticias anunciaban en la TV que Sabato yacía muerto, era casi un mal de kalku que se posaba en la literatura. ¿Por qué le pregunte a lo humano y lo divino?, las respuesta no cabían en el aire y por tanto no llegaron a mi, me sentía tan identificada con él, porque estudió física y era científico, con gusto por las letras y el artes. Me sentía mal, me sentía deprimida; sin embargo me queda el consuelo que las letras que ambos imprimieron, se han marcado en el corazón de cada uno de los latinoamericanos.

1 comentario:

  1. Me gustan tus cuentos así, mucho más quizá, que la poesía. Y quiero tu libro ya!, tu sabes que me gusta como escribes así, asociando las cosas de chile e historia.

    Un abrazote.

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